Desde el campo hasta su tenedor, son muchas manos por las que pasan los alimentos que consumimos a diario.
Debemos tener presente que todo alimento tiene peligros asociados y unos son más vulnerables que otros.
Los alimentos empacados son menos vulnerables, ya que su barrera física los protege. Debemos asegurar su lavado al llegar a casa, ya que pudieron ser manipulados por muchas personas.
Los alimentos frescos/perecederos, son más vulnerables; seleccionarlos debe ser más riguroso, nunca compre esta clase de alimentos en lugares que no mantengan las medidas higiénicas. Dependiendo del alimento, deben ser lavados, incluso antes de llevarlos a la nevera.
Tenga presente que en toda la cadena de producción/suministro, pudo haber presencia de peligros que potencialmente afectan su salud.
Más adelante, tendremos más información sobre cuidados específicos por alimentos.
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La esponja puede ser tu aliada o tu enemiga en la limpieza de tu hogar.
Es el caldo perfecto para la reproducción de microorganismos. Humedad en medios porosos.
En una investigación se encontraron 362 clases de bacterias, más de las que se encuentran en el inodoro. Dentro de ellas se han evidenciado: Estafilococos, Salmonela, E. Coli.
El olor característico de una esponja cuando "huele mal" es causado por una bacteria llamada Moraxella osloensis, que puede causar infecciones en personas con sistemas inmunes débiles. Lo mismo ocurre con ropa y con toallas.
La mala higiene y prolongado uso, pueden incrementar los peligros asociados. Por ello se recomienda:
Antes de usar la esponja, retire el excedente de alimentos lo más que pueda. Mientras menos materia orgánica quede en la esponja, mucho mejor.
Al finalizar la jornada, lave todo lo que pueda la esponja, para evitar la descomposición de materia orgánica.
Con frecuencia, sumerja la esponja en una solución clorada al 10 %, de uno a dos minutos.
Algunas investigaciones aseguran, que calentar las esponjas en agua durante 2 minutos en el microondas, tapado para evitar salpicaduras, puede eliminar más del 90% de las bacterias.
Cambie sus esponjas, por lo menos una vez a la semana. Ningún método de limpieza de esponjas es perfecto y pasado el tiempo, se acumula mayor cantidad de colonias de microorganismos.
De usted depende que las esponjas sean un agente de limpieza o de infección.
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Un alimento puede ser un potencial peligro para tu salud:
Selecciona alimentos en lugares que respeten los estándares de seguridad alimentaria.
Los alimentos cocinados son menos propensos a transmitir enfermedades, sin embargo, ningún alimento está libre de peligros.
Los alimentos frescos son más vulnerables, si no estás seguro de la inocuidad en el lugar donde comes, es mejor ir a otro lugar.
Un peligro repetido se vuelve en un potencial problema. Allí toma más sentido que la alimentación variada. Es mejor estar expuestos a peligros diferentes en menos frecuencia cada uno que a un solo peligro de modo repetitivo.
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Las Enfermedades Transmitidas por Alimentos (ETA), son un importante problema de salud a nivel mundial.
La principal causa es el consumo de alimentos o bebidas contaminadas por microorganismos o toxinas.
Muchas de las causas se originan por la manipulación y preparación, estimando que 40% se producen por errores en el hogar.
Las infecciones son provocadas por la ingesta de microorganismos patógenos vivos, tales como: virus, bacterias, hongos, parasitos.
Las intoxicaciones se producen por la ingesta de las toxinas generadas por las excretas de estos microorganismos o alguna otra sustancia tóxica que pueda entrar al organismo.
La contaminación física proviene de la presencia de partes físicas en los alimentos, tales como partículas de vidrio y plástico quebradizo.
No respetar la cadena de frío de los alimentos genera el escenario propicio para la reproducción de microorganismos.
Dentro de los síntomas más comunes de las ETA se encuentran: vómitos, diarrea, dolor abdominal, fiebre, problemas renales, afecciones en los ojos, lesiones en la piel, entre otros.
Los grupos de mayor vulnerabilidad son niños, ancianos y mujeres embarazadas o personas con sistemas inmunológicos comprometidos.
Nuestro cuerpo es nuestro templo y es vulnerable. Evita el riesgo de enfermarlo con los potenciales peligros asociados a los alimentos.
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